¿Ha presenciado alguna vez un enfrentamiento entre niños y padres en un lugar público? Es posible que haya sacudido la cabeza y pensado que nunca sería ese tipo de padre. Sin embargo, unos años después, usted se encuentra en la misma situación: con un niño pequeño enfadado y su frustración por las nubes.
Criar niñas y niñosserenos puede ser un reto. A veces, es muy difícil mantener la calma, pero menos gritos significan una mejor comunicación. Descubra por qué los gritos no son la solución y cómo cortar de raíz ese comportamiento.
El problema de los gritos
Calmar a niños y niñas cuando gritan y lloran no es tarea sencilla.
Ahora bien, lo primero que tienen que comprender los padres es que los gritos no son eficaces por las siguientes razones:
- Los niños y niñas aprenden a desconectarse
- Las emociones dominan el mensaje
- No modelan reacciones positivas
Además, pueden hacer mucho daño al sentido de sí mismo y a la autoestima del niño o niña. Los estudios al respecto han demostrado que gritar al niño o a la niña incrementa la agresión, la depresión y el estrés. Sin olvidar de mencionar el daño que puede causar a la relación entre padres e hijos.
Los niños y niñas pueden pensar que ellos «no les gustan» a sus padres. Pueden ponerse más a la defensiva y ser más desafiantes, lo que supone una mayor tensión para la vida familiar. Los gritos pueden destruir los vínculos y hacer que niños y niñas piensen que los padres están en el equipo contrario.
Cómo hablar con los niños y niñas (sin gritar)
En una investigación de 2020, 61% de los padres declararon haber gritado a sus hijos e hijas en las dos semanas precedentes. Comunicarse con los niños y niñas cuando la crispación es alta puede ser difícil, pero no imposible. La clave está en desescalar la situación tanto como sea posible.
En los casos de discusiones recurrentes, como las que ocurren a la hora de ir a dormir o conlas rutinas de la mañana, le aconsejamos poner en práctica lo siguiente:
- Encuentre la raíz del problema
- Cambie la rutina para hacer que todo sea más fácil (para ambos)
- Establezca y refuerce la nueva rutina
- Pida la opinión de su hijo o hija
- Explique por qué hay que seguir las reglas
- Dé el ejemplo tanto como sea lo posible
Con todo, a veces, las rabietas y las discusiones pueden ocurrir cuando menos uno se lo espera. Si le cuesta mantener la calma, aparque la conversación hasta que esté preparado para discutir el asunto. Ello puede significar esperar a llegar a casa para hablar o sugerir un tiempo muerto tanto para el niñoo la niña como para usted.
Son varios los estudios sobre desarrollo que han descubierto que la crianza eficaz debe centrarse en lo siguiente:
- Crear y aplicar una estructura (normas, consecuencias, castigos y recompensas)
- Apoyar la autonomía del niño o de la niña (pedirle opiniones, respetar sus decisiones)
- Fomentar la afiliación (mostrando calidez, aceptación y amor)
El utilizar estos tres elementos en una situación acalorada puede ayudarle a comunicarse con sus hijos o hijas. Refiérase a la estructura explicando las reglas y las consecuencias, pero mantenga la afiliación mostrando calidez. A continuación, apoye su autonomía con una conversación sobre lo ocurrido y cómo lo habéis gestionado.
Habla con los niños con respeto. No me grites. Si tengo problemas para entender tus palabras, nunca aprenderé gritando.
Los gritos afectan:
- el comportamiento (a través de los gritos el niño aprende que los problemas se resuelven mejor con violencia y agresividad),
- la salud mental (los gritos aumentan los niveles de ansiedad, estrés y depresión en los niños),
- la salud física (un niño que crece en un entorno abusivo o negativo tiene más probabilidades de desarrollar enfermedades crónicas en la edad adulta),
- el funcionamiento del cerebro (se ha demostrado que gritar y vociferar dificulta el desarrollo del córtex prefrontal,
- el centro de la lógica (juicio correcto y toma de decisiones). Hay formas más sutiles que podemos utilizar cuando sentimos que nuestros hijos no nos escuchan. Rompamos el ciclo de la respuesta excesiva, como padres y como personas.
La serenidad de los padres conduce a la calma de los niños
Aunque puede ser tentador gritar cuando el niño o la niña no está escuchando, las conversaciones serenas siempre ganan. Criar niños tranquilos se reduce a crear y seguir un proceso para tratar los problemas. Los gritos pueden ser cosa del pasado si ambas partes saben qué esperar durante una confrontación.
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Alice Kassotaki - Logopeda MSc, BSc
Copyright Upbility 2022
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