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Síndrome de Tourette: Qué es y qué significa para los niños

Síndrome de Tourette: Qué es y qué significa para los niños

¿Qué es el síndrome de Tourette?

El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico, trastorno del neurodesarrollo, caracterizado por la aparición de movimientos y sonidos incontrolables, denominados tics. Los tics pueden ser movimientos corporales como el movimiento simultáneo de brazos y piernas, sacudidas de la cabeza, sonidos como cosquillas, gritos, gruñidos y otros. El síndrome de Tourette es frecuentemente malinterpretado en los medios de comunicación, especialmente en relación con los tics y comportamientos asociados como el uso de groserías. 

El síndrome de Tourette suele ser precursor de la distonía cervical, otro trastorno neurológico. La distonía cervical es una afección que causa contracciones musculares involuntarias en el cuello, lo que puede llevar a posturas anormales y dolor. Aunque el síndrome de Tourette se asocia a la aparición de tics, también puede ir acompañado de otros síntomas, como trastorno de hiperactividad, agresividad, dificultad para concentrarse y otros.

No existe cura para el síndrome de Tourette, pero los tratamientos pueden ayudar a controlar los síntomas. Estos tratamientos pueden incluir medicación para aliviar los síntomas, psicoterapia para ayudar a gestionar la contratransferencia y las emociones, y logopedia para abordar las dificultades de comunicación. Además, se utilizan varios medicamentos específicos para tratar los tics, como neurolépticos, cuya efectividad ha sido comprobada en pacientes con formas moderadas a graves de la enfermedad. Un enfoque multidisciplinario que incluya el tratamiento con medicamentos puede ser necesario para un manejo adecuado del entorno y ayudar a reducir los síntomas del síndrome de Tourette.

Síndrome de Tourette

Es importante tratar el síndrome de Tourette (Tourette’s) con respeto y comprensión, y promover la participación plena y saludable en la sociedad de las personas con síndrome de Tourette (Tourette’s). Un enfoque que combine la educación pública sobre el trastorno y el tratamiento de los síntomas puede ayudar a crear una comunidad más comprensiva y abierta para las personas que viven con este trastorno.

El síndrome de Tourette o síndrome de Gilles de la Tourette es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por la presencia de múltiples tics motores y vocales.

El síndrome de Tourette es una enfermedad que afecta al sistema nervioso. En consecuencia, los mioespasmos -conocidos como tics- son su síntoma más común y característico. En otras palabras, en este síndrome, el sistema nervioso sufre contracciones específicas.

Se podrían comparar los tics con un hipo incesante. Aunque una persona no quiera que la pillen con hipo, es algo que ocurre involuntariamente. Lo mismo ocurre con quienes padecen el síndrome de Tourette (gilles de la tourette). Los tics no están causados por ansiedad, estrés o problemas de comportamiento.

Uno no puede querer detenerlos. Se producen involuntariamente y, aunque algunas personas pueden, tras un gran esfuerzo, conseguir retrasar su aparición durante un tiempo, acaban produciéndose.

Los síntomas del síndrome de Tourette suelen aparecer en la infancia, entre los 5 y los 9 años.

No es frecuente y los niños tienen más probabilidades de padecerlo que las niñas. Los tics asociados al síndrome de Tourette tienden a hacerse más leves o a desaparecer por completo a medida que los niños crecen. Hasta que esto ocurra, los padres pueden ayudar a su hijo a sobrellevar la afección.

Síntomas del síndrome de Tourette

Síndrome de Tourette

El síntoma principal del síndrome de Tourette son los tics. Un tic es un movimiento o sonido repentino, breve y repetitivo. Estos tics suelen comenzar a una edad temprana, entre los cinco y los siete años, y alcanzan su punto máximo justo antes de la adolescencia. Los tics también pueden empeorar cuando el individuo está estresado o excitado y tienden a mejorar cuando está tranquilo o concentrado en una actividad. Los tics también pueden evolucionar, desaparecer o reaparecer con el tiempo.

Existen cuatro formas diferentes de clasificar los tics. En primer lugar, hay tics simples y complejos. Por otro lado, esos tics pueden ser motores o verbales. A continuación, definiremos los tics simples y complejos y ofreceremos ejemplos de tics motores y verbales. Ejemplos de tics verbales complejos incluyen la ecolalia y la coprolalia. 

Tics simples

Los tics simples afectan un solo grupo muscular. Por ejemplo, los músculos del hombro o alrededor de la nariz, la boca o los ojos.

Tics complejos

A diferencia de los tics simples, los tics complejos implican varios grupos musculares. Un ejemplo de ello podría ser un tic que requiera el movimiento tanto del hombro como de una parte de la cara, como encogerse de hombros y mover la nariz o la boca.

Tics motores

Los tics motores pueden ser tanto simples como complejos. Además, los individuos pueden expresar más de un tic, variando su gravedad y frecuencia.

Algunos ejemplos de tics motores simples son:

  • Parpadeo
  • Giro de ojos
  • Torsión de nariz
  • Encogimiento de hombros
  • Sacudidas de cabeza
  • Movimientos de la boca
  • Sacudidas de brazos

    Algunos ejemplos de tics motores complejos son:

    • Movimientos combinados, como los movimientos de la boca más el encogimiento de hombros
    • Tocar u oler objetos
    • Doblarse o retorcerse
    • Saltar
    • Pisar en determinados patrones
    • Repetir movimientos

      Tics verbales

      Los tics verbales también pueden denominarse tics fónicos. Asimismo, estos tics pueden ser simples o complejos y varían en frecuencia y gravedad.

      Algunos ejemplos de tics verbales simples son:

      • Aclararse la garganta
      • Chasquear
      • Olfatear
      • Gruñir
      • Ladrar

        Algunos ejemplos de tics verbales complejos son:

        • Repetir sus propias palabras o frases
        • Ecolalia: repetir palabras o frases de otros
        • Coprolalia: uso de palabras obscenas o malsonantes

          Qué son los tics

          Tourette's

          Hay dos tipos de tics asociados al síndrome de Tourette:

          • Tics motores: movimientos repentinos y aparentemente incontrolables, como parpadeo intenso, muecas, movimientos espasmódicos de la cabeza o encogimiento de hombros.
          • Tics vocales: como carraspear o toser repetidamente, resoplar o murmurar.
          • Cinética compleja: Saltar, tocar a otras personas o cosas, dar vueltas y, a veces, actos autolesivos como agitarse o morderse las manos.
          • Vocalizaciones complejas: Palabras o frases irrelevantes, coprolalia (palabras socialmente inaceptables), ecolalia (repetición de un sonido, palabra o frase que se acaba de oír) y palalalia (repetición de la última palabra que ha dicho el niño).

            Los tics se clasifican en simples o complejos:

            • Los tics motores simples suelen implicar a un solo grupo muscular, como parpadear o hacer muecas.
            • Los tics motores complejos suelen implicar a más grupos musculares y pueden parecer una serie de movimientos. Por ejemplo, alguien puede tocar repetidamente una parte del cuerpo o a otra persona. En raras ocasiones, las personas con síndrome de Tourette pueden hacerse daño a sí mismas, como golpearse en la cabeza.
            • Los tics vocales simples pueden consistir en carraspear, resoplar o gruñir.
            • Los tics vocales complejos pueden consistir en gritar, repetir las palabras de otros (ecolalia) o jurar involuntariamente (coprolalia). 

              Cuando la persona está sometida a estrés, las contracciones involuntarias pueden hacerse más intensas, más frecuentes o durar más tiempo. A veces puede cambiar el tipo de contracciones. Si una persona se centra en controlar las contracciones, puede resultarle difícil centrarse en cualquier otra cosa. Esto puede dificultar la conversación o la concentración en clase. Por eso es importante encontrar formas de reducir el estrés en los niños. 

              Causas del síndrome de Tourette

              Aunque la enfermedad es hereditaria, se desconoce la causa exacta del síndrome de Tourette. Muchos profesionales de la salud también creen que problemas en los neurotransmisores pueden contribuir al síndrome de Tourette. Los neurotransmisores son sustancias químicas que permiten la comunicación entre las neuronas en el cerebro, pero se necesitan más investigaciones para confirmarlo.

              Factores de riesgo

              Aunque no se conoce la causa del síndrome de Tourette, algunos factores de riesgo pueden aumentar la probabilidad de padecerlo.

              Estos factores son los siguientes:

              • Antecedentes familiares: como se ha mencionado precedentemente, los padres pueden transmitir ciertos genes que pueden causar el síndrome de Tourette.
              • Sexo: los hombres tienen más probabilidades de desarrollar el síndrome de Tourette que las mujeres. Los varones tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades que las mujeres de presentar tics.
              • Salud prenatal: las madres que tuvieron complicaciones de salud o fumaron durante el embarazo pueden aumentar el riesgo de que sus hijos padezcan el síndrome de Tourette.

                Como podemos observar, ninguno de estos factores de riesgo es controlable para el niño. De hecho, el único factor que sería de algún modo controlable es la salud prenatal del niño. Pero incluso este factor no es necesariamente controlable, ya que las complicaciones de salud pueden surgir en cualquier momento sin previo aviso.

                Cómo es el síndrome de Tourette en los niños

                Los tics suelen ser peores en los niños, ya que están comenzando o aún no se han asentado. Esto significa que su hijo puede mostrar muchos tics diferentes a lo largo del día o mostrar los mismos tipos de tics con frecuencia a lo largo del día. Es importante tener en cuenta que los tics pueden evolucionar con el tiempo, y algunos pueden ser dañinos.

                Recuerde que los tics no son una elección. Son movimientos involuntarios que su hijo no puede controlar.

                Cómo interactuar con alguien con síndrome de Tourette

                Para interactuar mejor con los niños que padecen el síndrome de Tourette y establecer vínculos con ellos, puede seguir estas sencillas pautas:

                • No les regañe por tener tics. No quieren tener tics a propósito, y no pueden dejar de tenerlos voluntariamente.
                • No les pida que dejen de tener tics. No pueden dejar de tenerlos, y esto solo hará que se sientan más cohibidos o estresados, lo que provocará que tengan tics con mayor frecuencia.
                • Ignore los tics e interactúe con ellos como lo haría con otros niños.
                • Explíqueles qué es el síndrome de Tourette y cómo les afecta. Ayúdeles a entender lo que hace su cuerpo. Esto puede ayudarles a sentirse menos confundidos y ansiosos por sus tics.
                • Ayúdeles a evitar que se avergüencen de sus tics. Puede explicárselo como el hipo; es algo que muchos niños entenderán y con lo que se identificarán.
                • También puede enseñarles técnicas de relajación Cuando las personas con síndrome de Tourette están tranquilas o concentradas, sus tics pueden ser menos graves o frecuentes. Esto puede ser especialmente útil para las personas que pueden tener tics que pueden ser perjudiciales para ellos mismos o para los demás, ya que pueden ayudarles a reducir la frecuencia o la intensidad de sus tics.

                  Diagnóstico del síndrome de Tourette

                  El diagnóstico del síndrome de Tourette depende del tipo, las características y la duración de los síntomas (al menos un año). Un niño con síntomas de Tourette puede necesitar consultar a un neurólogo. El neurólogo puede pedir a los padres del niño que lleven un registro de los tipos de tics de que se trata y de la frecuencia con que se producen.

                  No existe una prueba diagnóstica específica para el síndrome de Tourette, sino que el profesional sanitario lo diagnostica tras elaborar los antecedentes familiares y médicos, examinar los síntomas y realizar un examen clínico. A veces, pruebas como la resonancia magnética (RM), la tomografía computarizada (TC), el electroencefalograma (EEG) o los análisis de sangre pueden descartar otras afecciones que pueden causar síntomas similares a los del síndrome.

                  Al igual que el trastorno es diferente para cada persona, el tratamiento también puede variar. Aunque no existe cura, la mayoría de los tics no interfieren en la vida cotidiana. El síndrome de Tourette no es una afección mental, pero a veces los médicos remiten a los niños y adolescentes a un psicólogo o psiquiatra (control del estrés, técnicas de relajación).

                  La mayoría de las personas muestran una gran mejoría entre el final de la adolescencia y el principio de la edad adulta, aunque algunas seguirán experimentando síntomas en la edad adulta.

                  El síndrome de Tourette y el comportamiento social inadecuado

                  El síndrome de Tourette puede causar un comportamiento social inadecuado porque las personas que padecen este trastorno pueden tener tics u otros movimientos y sonidos incontrolables que escapan a su control y pueden causar ansiedad y confusión en los demás. Los medios de comunicación pueden perpetuar estereotipos y malentendidos sobre el comportamiento social inadecuado de las personas con síndrome de Tourette.

                  Las personas con síndrome de Tourette pueden intentar calmar sus tics, pero esto puede provocar tensión y otros síntomas, y puede aumentar la ansiedad y el estrés que sienten. Además, las personas con síndrome de Tourette pueden reaccionar ante situaciones inestables, como el estrés, la fatiga y la tensión, aumentando los tics.

                  Para abordar el comportamiento social inadecuado de las personas con síndrome de Tourette, es importante la educación pública. La gente tiene que entender que este comportamiento no es extravagante ni no provocado, sino que es el resultado de un trastorno neurológico. También es importante que las personas con síndrome de Tourette reciban el entorno adecuado y el apoyo que necesitan para desarrollar su confianza y autoestima.

                  La psicoterapia puede ayudar a las personas con síndrome de Tourette a hacer frente a la ansiedad y la tensión que sienten y a desarrollar su autoconciencia. La logopedia también puede ayudar a gestionar las dificultades de comunicación, y la formación de padres, profesores y otras personas relacionadas con los afectados por el síndrome de Tourette puede contribuir a crear un entorno comprensivo y de apoyo.

                  Síndrome de Tourette y otros trastornos

                  Sólo alrededor del 12% de los niños con ST atendidos por especialistas presentan únicamente tics.

                  La mayoría de los niños y adolescentes con ST son propensos a desarrollar tics adicionales:

                  • Trastorno obsesivo-compulsivo, en el que el niño desarrolla obsesiones (compulsiones) y siente la necesidad de hacer algo repetidamente (compulsiones), como lavarse las manos varias veces o comprobar varias veces si la puerta está cerrada.
                  • Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), en el que hay dificultad para concentrarse, mayor movilidad e impulsividad.
                  • Trastornos del aprendizaje, como dislexia, disgrafía o discalculia.
                  • Dificultades para controlar los impulsos, en forma de comportamientos agresivos o actos antisociales.
                  • Trastornos del sueño, como retraso en el inicio del sueño, sueño intermitente, sonambulismo y pesadillas.

                    Comportamiento autodestructivo, que sólo se observa en una pequeña proporción de jóvenes con TS. Incluye, entre otros, golpearse o abofetearse, rascarse heridas y morderse los labios.

                    Trastorno obsesivo-compulsivo

                    El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno de salud mental caracterizado por pensamientos no deseados y perturbadores (obsesiones) y comportamientos repetitivos (compulsiones) difíciles de controlar. Estas obsesiones y compulsiones pueden interferir en las actividades cotidianas, las relaciones y el funcionamiento social.

                    Las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes mentales no deseados, repetitivos y persistentes que causan angustia o ansiedad significativas. Los temas comunes de las obsesiones incluyen el miedo a la contaminación, el miedo al daño o al peligro y la necesidad de simetría u orden.

                    Las obsesiones son comportamientos repetitivos o actos mentales que la persona se siente impulsada a realizar en respuesta a una obsesión. Entre las compulsiones más comunes se incluyen la limpieza o el lavado excesivo de las manos, la comprobación repetitiva, el recuento y la disposición u organización de objetos.

                    Aunque algunas personas con TOC pueden reconocer que sus obsesiones y compulsiones son irracionales o excesivas, pueden sentirse incapaces de controlarlas. El TOC puede tratarse con terapia, medicación o una combinación de ambas. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un tipo de terapia conversacional que puede ser eficaz para tratar el TOC ayudando a las personas a aprender a controlar sus pensamientos y comportamientos. Los antidepresivos, sobre todo los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), suelen utilizarse para tratar el TOC.

                    Cómo ayudar a los niños con síndrome de Tourette

                    Muchas personas no entienden qué es el síndrome de Tourette (ST) ni cuáles son sus causas, por lo que es posible que no sepan cómo comportarse con alguien que tiene un tic. Si la gente se queda mirando o hace comentarios, los niños y adolescentes pueden sentirse avergonzados y frustrados. Estos consejos pueden ayudar a los niños a enfrentarse a situaciones incómodas e incómodas:

                    • Participar. Algunos expertos afirman que cuando los niños y adolescentes están entusiasmados con una actividad, sus tics son más leves y menos frecuentes. Los deportes, el ejercicio o las aficiones son formas estupendas de que los niños concentren su energía mental y física.
                    • Échales una mano. Lidiar con el síndrome a menudo hace que los niños y adolescentes sean más comprensivos con los sentimientos de otras personas, especialmente de otros jóvenes con problemas. Pueden utilizar esta sensibilidad especial en el voluntariado. Saber que han ayudado a otras personas puede ayudar a generar confianza y a reducir la timidez por sentirse diferentes.
                    • Abrazar la creatividad. Las actividades creativas como escribir, pintar o tocar música ayudan a centrar la mente en cosas diferentes.
                    • Busque apoyo. Hable con un experto que pueda ayudarle y guiarle.
                    • Tome el control. Empuje a los niños o adolescentes a investigar lo que les ocurre, a hacer preguntas y a asumir un papel activo en su tratamiento, tomando las riendas de su vida.
                    • Cada persona con síndrome de Tourette afrontará de forma diferente sus retos físicos, emocionales y sociales. La vida cotidiana no tiene por qué verse alterada, y los niños que lo padecen pueden disfrutar de las mismas cosas que los demás.
                    • No regañes a los niños por sus miospasmos. No los provocan deliberadamente y no pueden hacer nada para evitarlos.
                    • No pidas a los niños que dejen de expresarlos, ya que esto es inalcanzable. Lo único que conseguirás si lo haces es aumentar la frecuencia del trastorno, ya que los niños se sentirán más ansiosos y muy incómodos.
                    • No preste atención a estas fasciculaciones musculares y asegúrese de comunicarse con los niños que las manifiestan igual que lo hace con los demás niños.
                    • Explique a los niños qué es el síndrome de Tourette y cómo les afecta. Ayúdeles a entender lo que le ocurre a su cuerpo. De este modo, no se sentirán tan avergonzados y estresados por lo que les ocurre.
                    • Asegúrate de librarles de cualquier sentimiento de vergüenza por sus tics. Puedes explicarles que los tics son como el hipo. La mayoría de los niños saben lo que es un hipo y pueden identificarse con él.
                    • Enseñe a los niños técnicas de relajación. Cuando los niños con síndrome de Tourette están tranquilos o concentrados, sus tics son más leves y menos frecuentes. Las técnicas de relajación son especialmente útiles para los que tienen tics que pueden hacerles daño a ellos mismos o a los demás. Esto se debe a que estas técnicas ayudan a reducir la frecuencia e intensidad de los tics.
                    • El tratamiento farmacológico depende del psiquiatra infantil o del neurólogo pediátrico, ya que cada caso es diferente.

                      Qué puede hacer un profesor para ayudar a un alumno con Tourette 

                      El profesor puede aplicar técnicas que faciliten al niño y crear un clima pedagógico y agradable adaptado a sus necesidades.

                      Recordarse a sí mismo que los tics ocurren de repente y sin intención por parte del niño. Por lo tanto, el enfado por su parte es lo último que necesita el niño en su intento de controlar estos movimientos o sonidos. Comprensión y paciencia son las características clave que debe tener el profesor. Es decir, tiene que aprender a ignorar los tics. De este modo, también dará ejemplo a los demás alumnos de la clase.

                      Tiene que informar a todos los alumnos y sensibilizarlos para que se eviten las actitudes burlonas y agresivas hacia el niño.

                      Es aconsejable que el niño pueda hacer sus exámenes -si así lo desea- en un aula solo, para que pueda expresarse libremente y concentrarse sin sentirse avergonzado.

                      "El secreto para vivir sin rechazo y sin vergüenza en un mundo en el que yo era diferente a los demás consistía en ser completamente indiferente a esa diferencia". Al Capp

                      Conclusión

                      Si su hijo acaba de empezar a mostrar tics o usted es un profesor que tiene niños con tics en su aula, esta información puede ayudarle a asegurarse de que no está aumentando la ansiedad que ellos ya podrían sentir por sus tics. Ello podrá ayudarles a centrarse en otras áreas de su vida y, a la larga, a controlar mejor sus tics al permitirles relajarse y estar más tranquilos.

                      • El cinco por ciento de los niños comenzará a mostrar tics en algún momento de su vida.
                      • Los niños manifiestan tics tres o cuatro veces más a menudo que las niñas. 
                      • Los tics no son «malos hábitos» que puedan interrumpirse voluntariamente.
                      • Los tics no están causados por ansiedad, estrés, trastornos mentales o comportamientos familiares incorrectos.
                      • Pedirle a un niño o a un adolescente que deje de tener tics es como pedirle a un adulto que sufre de rinitis alérgica que deje de estornudar. 

                        Contenido original del equipo de redacción de Upbility. Prohibida la reproducción total o parcial de este artículo sin citar al editor.

                        TOURETTE

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